Mi experiencia de dejar de fumar
Un día de estos hará siete años que dejé de fumar. Y digo «un día de éstos» porque no sé la fecha exacta. Desde aquel último cigarrillo, tuve claro que lo dejaba para siempre y, por tanto, no era necesario torturarme contando los días, las semanas o los meses que llevaba sin tabaco. No penséis que me hizo falta fuerza de voluntad. Sencillamente leí un libro que tenía mucho renombre: Dejar de fumar es fácil si sabes cómo, de Allen Carr. Aproximadamente el 70% de las personas que lo han leído han conseguido dejar de fumar sin esfuerzo y sin engordar.
En uno de los primeros capítulos, Allen Carr explica el fenómeno de la adicción a la nicotina, una droga de actuación rápida. El nivel de nicotina en sangre disminuye a la mitad al cabo de media hora de haber fumado el último cigarrillo y a la cuarta parte al cabo de una hora. Cuando el fumador apaga el cigarrillo, la nicotina empieza a ser expulsada del cuerpo y el adicto empieza a sentir molestias (el mono): sensación de vacío, nervios, inseguridad, irritabilidad, etc. Todas estas molestias desaparecen al encender el siguiente cigarrillo. Es una cadena para toda la vida, si no la rompemos.
El autor garantiza que las molestias no suponen ningún malestar físico. La ansiedad es sólo psicológica. Por este motivo dedica el resto del libro a romper falsos mitos que los fumadores nos hemos ido creando: una buena comida no sería lo mismo sin fumar, el tabaco me relaja y me da confianza, etc. Allen Carr también nos hace ver algunas grandes contradicciones. ¿Cómo puede ser que haya una droga tan mágica que funcione en estados de aburrimiento y de concentración, dos estados completamente opuestos? ¿O en estados de relajación y de estrés? «La verdad es que el tabaco no alivia el aburrimiento ni el estrés, no favorece la concentración ni la relajación. Todo es una ilusión», asegura.
Al final, Allen Carr da las pautas de cómo fumar el último cigarrillo (ya que es conveniente seguir fumando mientras lees el libro). Después del lavado de cerebro que te ha ido haciendo durante páginas y páginas, y después de leer los últimos consejos, fumar el último cigarrillo se convierte en una sensación tan repugnante que muy pocos se atreven a repetir. He comentado el ritual del último cigarrillo con otras personas que han dejado de fumar leyendo este libro y muchos hemos coincidido en que hemos sido incapaces de fumárnoslo entero.
La adicción al tabaco es una prueba más de la estrecha relación que existe entre cuerpo y mente. El miedo al mono y a los trastornos físicos es lo que hace que muchos fracasen en el intento de dejar de fumar por la vía de la fuerza de voluntad. Gran parte del problema es una cuestión psicológica y a menudo no es fácil deshacer el vínculo que hemos creado entre fumar y hacer tal o cual otra cosa. Sin ir más lejos, yo creí que me sería imposible tomar café sin un cigarrillo. ¡Después me di cuenta de que había sido una tontería pasar quince días sin tomar el cortado! Ojalá este post sirva para que algún lector dé el primer paso para dejar este vicio tan ridículo.
Si quieres saber más sobre Allen Carr y sobre cómo lo dejó este fumador empedernido, él mismo explica su experiencia en este vídeo.
Fuente:
- CARR, Allen (2000) Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo, Madrid, Espasa Calpe
Foto:
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