Amparo Treig es psicóloga. En 2005, después de conocer y estudiar la terapia floral, decidió abrir el centro En Cos i Ànima. Espai Terapèutic, en Igualada (Barcelona), donde combina esta disciplina con la psicoterapia. Desde la Junta Directiva de la Sociedad para el Estudio y la Difusión de la Terapia del Dr. Bach en Cataluña (Sedibac) trabaja en la investigación, la divulgación y la formación en el Sistema Floral del Dr. Edward Bach. Dice que estas esencias le ayudaron a ordenar los conocimientos teóricos de la psicología para poder aplicarlos en la práctica privada.
—¿Hasta dónde te permiten llegar las flores de Bach que no pudieras llegar antes con la psicología?
—Las flores de Bach me han hecho ver que un síntoma puede ser el mismo para muchas personas, pero el motivo puede ser diferente para cada individuo. Por ejemplo, ante un ataque de ansiedad, los indicadores siempre son los mismos (ahogo, hiperventilación, temblor, escalofríos, taquicardia…) y, a nivel médico, se trata con la misma medicación. El motivo de este síntoma, sin embargo, será diferente y eso es lo que realmente importa. Con el trabajo con las esencias florales buscamos el porqué del síntoma. Las llamadas flores de Bach son un sistema completo que consta de las esencias de 38 flores. Cada una de ellas te especifica un estado emocional o mental. Esto te indica la puerta de entrada para ir más allá. Con todo, las flores de Bach no lo hacen todo ellas solas ni son milagrosas. Con el trabajo psicológico también se puede ir muy allá, sobre todo por la fuerza que tiene la palabra. Tanto la psicología como la terapia floral utilizan la fuerza de la palabra, mediante la entrevista y todos los elementos que conforman la comunicación interpersonal. Sin embargo, las flores de Bach transforman el camino terapéutico en una autopista porque dan una fuerza y una autoconciencia brutal y la persona es más autónoma en el momento de hacer el proceso de cambio. Tal y como dice el Dr. Ricardo Orozco, presidente de Sedibac, son inteligencia emocional líquida.