«Los buenos resultados en los niños hacen que las familias se convenzan de que la homeopatía funciona». Entrevista al Dr. Manel Mateu (y II)
El Dr. Manel Mateu Ratera trató un paciente con medicamentos homeopáticos en 1983 por primera vez. Desde entonces, el hasta ahora presidente de la Academia Médico Homeopática de Barcelona (AMHB) ha visto un ascenso progresivo del número de enfermos tratados con esta disciplina, aunque hay grupos que quieren desprestigiarla. También se ha dado cuenta de que, cada vez más, la homeopatía entra en las casas para tratar un problema de salud de los hijos y después termina instalándose.
—En casa, la homeopatía entró por un problema de salud de nuestra hija que se repetía cada primavera y no encontrábamos solución. ¿Es habitual que las familias conozcan la homeopatía por una experiencia con los hijos?
—Es muy habitual. Hay muchas familias que llevan a los niños —y cada vez más pequeños— al médico homeópata. Al ver que al niño se le han curado las anginas y no necesita más antibióticos, o que se le ha ido el asma y no le hace falta más Ventolin, las familias lo comentan en la escuela. Sucede a menudo que las madres, viendo el buen resultado de la homeopatía en los hijos —los niños reaccionan bien y rápido a la homeopatía— quieran que se beneficie el resto de la familia. Entonces vienen y preguntan si la homeopatía también va bien para los dolores menstruales, para la artrosis de la madre o para la úlcera de estómago del padre. Nosotros les decimos que sí; que hay que individualizar cada persona; que debemos ver al paciente, hacer la historia, seleccionar el medicamento y luego ver si ha funcionado. Los buenos resultados en los niños es la principal manera de convencer a las familias de que la homeopatía funciona.
—¿La homeopatía puede sustituir las vacunas?
—Sí, y de hecho ya se está haciendo con diferentes métodos. Hay un médico australiano, Isaac Golden, que utiliza un calendario de vacunaciones similar al calendario tradicional y que administra los remedios preparados con la sustancia de la enfermedad, pero diluida mediante el método homeopático. Este sistema no es mucho más diluido y no lleva aditivos como el aluminio o el mercurio. El efecto neurotóxico del aluminio y del mercurio es una de las principales diferencias entre las vacunas y las vacunas homeopáticas. La homeopatía puede sustituir las vacunas, pero para demostrarlo hacen falta investigaciones a mayor escala que las que se han hecho hasta la fecha. Los gobiernos también deberían estar interesados en dar la oportunidad a este estudio que, por otra parte, choca con los intereses de las empresas farmacéuticas.
—Si buscas en internet y en las redes sociales, la palabra que más aparece junto a «homeopatía» es «placebo”. Algo no debe haber explicado bien la homeopatía.
—La razón por la cual la palabra placebo se relaciona con la homeopatía es porque todas las diluciones más allá de la 12 CH no contienen nada y, por tanto, dicen que es placebo. Es mentira. Un placebo sería un gránulo de lactosa sin estar impregnado de nada. En cambio, un gránulo impregnado con una dilución de 200, en comparación con el placebo de verdad, tiene unos efectos clarísimos en plantas, en cultivos ecológicos, en animales y en personas. La física actual debe replantearse y aclarar el porqué de la homeopatía, de las diluciones y de la memoria del agua. En diluciones altas, la sustancia no está, pero el disolvente está impregnado, tiene una marca, tiene una vibración electromagnética que lo diferencia del placebo.
El argumento del placebo ha sido tradicionalmente utilizado por la medicina convencional, sobre todo por el grupo de los escépticos. Es un grupo virulento y lleno de prejuicios. Los escépticos, en nombre del purismo científico, se otorgan el derecho de decir qué es bueno y qué no es bueno. Se ha visto que detrás hay la financiación de laboratorios farmacéuticos, que también están conectados con determinadas revistas científicas como Muy interesante.
—El caso más extremo se dio el 5 de febrero pasado, unas 200 personas participaron en suicidios homeopáticos en varias ciudades de toda España. Tomaban una sobredosis de medicamentos homeopáticos para demostrar que no hacían nada. Parece que hacen más ruido los detractores de la homeopatía que los que están a favor.
—Fue una estupidez que tuvo mucho eco mediático. Estas personas, queriendo desprestigiar la homeopatía, nos hicieron un favor. Demostraron que los medicamentos homeopáticos son inocuos en sobredosis. Esa es una de las características de la homeopatía. Por otra parte, si [los participantes] querían ser serios, desde el punto de vista científico actuaron mal: no tenían un observador médico que valorara los síntomas antes y después [de la ingesta].
—Según datos de la Asociación Española de Pacientes de Homeopatía (AEPH), en Europa la homeopatía es usada por el 30% de la población y la conoce el 60%. En España estas cifras están justo a la mitad. ¿Por qué?
—En España, la divulgación de la homeopatía comenzó más tarde. En Francia no hubo ningún paréntesis. Aquí, después de la Guerra Civil, la homeopatía se prohibió y la Academia Médico Homeopática de Barcelona se cerró (se prohibió como cualquier otra asociación). Se consideró que la homeopatía no era afín a las ideas del régimen y no se volvió a recuperar hasta el 1978. En este paréntesis inmenso, la población fue asistida a escondidas por un pequeño porcentaje de médicos homeópatas. Fue a partir de 1980 cuando vinieron médicos de Europa y de América a enseñar la homeopatía y comenzó a despuntar en nuestro país. Desde entonces ha habido un ascenso progresivo en cuanto al número de pacientes. Estamos un poco atrasados respecto de otros países de Europa, sobre todo en comparación con Francia y Alemania. En Inglaterra ha sido medicina oficial y es conocido que personajes importantes—e incluso la familia real— han sido tratados con homeopatía. En Alemania es una de las medicinas bien consideradas y respetadas.
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