Entrevista a Gustau Pau, director de Heilpraktiker Institut (y II): «El terapeuta debe decir, desde el principio, hasta dónde podrá llegar al tratar un problema de salud»
En la primera conversación que tuve con Gustau Pau ya me mostró su punto de vista crítico con el proceso de regulación de las terapias naturales en Cataluña y con el decreto que estuvo en vigor durante un breve periodo de tiempo del año 2007. En esta segunda parte de la entrevista, el director de Heilpraktiker Institut da su opinión sobre cómo deberían haberse regulado las terapias naturales y, de manera particular, su enseñanza. También hablamos de las buenas prácticas que tendrían que aplicar los terapeutas una vez hayan finalizado los estudios.
—Hoy en día, las terapias naturales no están reguladas y, por tanto, la formación tampoco. ¿Por dónde se debería empezar?
—Cuando [en Cataluña] se intentó normalizar el sector desde un punto de vista político y administrativo se hizo un decreto. De hecho, el decreto estuvo en vigencia un mes. Afectaba tanto al mundo formativo como a la práctica de las terapias naturales. En mi opinión, era una norma muy parcial. Hay muchos tipos de terapias naturales. No era necesario morir en el intento de hacer programas específicos de infinidad de terapias. Hacerlo así era la manera de no terminar nunca, porque siempre habrá alguna terapia que quedará fuera. Debería haber empezado por averiguar qué centros hacen formación, qué programas formativos dicen que imparten y, desde la Administración, velar para que estos programas se cumplan a lo largo del año. Esto ya garantiza que no se está tomando el pelo al usuario. Cabe decir que el proceso de regulación también tuvo aspectos positivos. Puso un poco de orden. Sirvió para que muchos centros de formación se pusieran al día.
—Tuvo aspectos positivos, pero es evidente que el decreto no te gustó.
—Era un decreto sancionador que daba a entender que el sector era peligroso, y eso no es cierto. Casi todas las organizaciones profesionales tienen un seguro de responsabilidad civil y no han tenido que utilizarlo nunca. Esto demuestra que los profesionales trabajan con seguridad.
El decreto debería haber reconocido que las terapias naturales son una realidad y decir que la Administración acepta esta realidad. El paso siguiente debería haber sido hacer un listado de cuáles son las terapias naturales, saber quiénes son las personas que las utilizan y donde las practican. El decreto tenía que demostrar que el Departamento de Salud [de la Generalitat de Catalunya] tenía constancia de quién practica las terapias naturales en Cataluña, sin recomendar a nadie. Si analizas qué disciplinas debían ser reguladas, te encuentras con cosas muy extrañas. Había terapias que no las conocía nadie. Algunas de las organizaciones que participaron en el proceso de regulación intentaron obtener su propio beneficio con el decreto.
Además, en el decreto no se habla en ningún momento del usuario.
—Hablemos del usuario, pues. ¿Qué debe tener en cuenta a la hora de elegir un terapeuta?
—Al usuario le da mucha confianza que el terapeuta sea sincero en su planteamiento y que diga desde el principio hasta dónde podrá llegar al tratar un determinado problema de salud. Por otra parte, los tratamientos no deben ser largos: el usuario debe observar algún cambio en los siguientes 15 ó 20 días. Además, el paciente no debe salir de la consulta con un listado largo de productos, porque eso querría decir que el terapeuta está enganchado a alguna empresa y recibe comisiones. La bolsa de remedios debe ser mínima: tres o cuatro a lo sumo. Es bueno que el terapeuta pregunte qué ha dicho el médico y que el usuario le vea un interés por la Medicina. No debe creer nunca al típico iluminado que dice «no le hace falta nada, déjelo todo que yo le curaré». El usuario debe notar la proximidad y el interés del terapeuta en quererlo asistir.
—¿El hecho de que el terapeuta sea un profesional sanitario es una garantía?
—Hay usuarios para los que sí que es una garantía. Sin embargo, un terapeuta no sanitario también puede trabajar bien. Lo que no debe hacer es intrusismo: hacerse pasar por médico o dar fármacos. Si no hay intrusismo, los médicos son tolerantes con los terapeutas y eso es positivo. También es verdad que a un médico homeópata no le gusta que alguien haga homeopatía sin ser médico, pero con el nombre «médico homeópata» ya guarda su parcela. Sea como sea, en general, el médico suele ser una persona con un talante abierto.
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