Herramientas para convivir con la timidez
¿Te gusta que te presenten gente nueva? ¿Es fácil, para ti, iniciar una conversación con esa persona que acabas de conocer? ¿Te lo pasas bien yendo a conferencias y a actos sociales? ¿O, por el contrario, eres de los que se quedan en un rincón de la sala tratando de pasar desapercibidos, prefieres no hacer el esfuerzo de hablar con nadie y respiras más tranquilo si tienes la certeza de que no tendrás que intervenir en público? Pues, si eres de este segundo tipo, lamento tenerte que dar otra mala noticia: la mayoría de la gente confunde tu timidez con arrogancia, y eso te está cerrando puertas continuamente. A mí me abrió los ojos Debra Fine, con su libro ‘Saber qué decir. Guía para vencer la timidez en cualquier ocasión’.
El rostro serio que crees que delata tus ganas de salir corriendo a toda prisa, es entendido de manera muy diferente por el resto de asistentes. Tu cara denota altivez, prepotencia, aires de grandeza… Nadie quiere hablar con una persona así y mucho menos tener tratos profesionales. Quizás, a corto plazo, esta cara te ahorra el mal trago de enfrentarte al reto de ser amable con un desconocido, pero te aseguro que, a la larga, es un mal negocio.
Lo sé. Tienes sentido del humor, eres amigo de tus amigos y te muestras extrovertido cuando se han ganado tu confianza. Esto no quita que lo pases mal ante un desconocido, especialmente si es del sexo contrario. Las piernas te tiemblan. Apenas te sale un hilo de voz. Te cuesta sonreír. Te es tan difícil explicar esa sensación como que los demás la entiendan.
Te recomiendo el libro de la Debra Fine, una introvertida que hoy disfruta muchísimo enriqueciendo su vida social. Te enseñará técnicas para sobrevivir en los actos sociales, para iniciar conversaciones, para formular preguntas que no se puedan responder con una sola palabra y, sobre todo, te hará darte cuenta de la importancia de escuchar a los demás. Seguramente será necesario que te prepares cada vez que asistas a un cóctel, que definas una estrategia antes de entrar en la sala y que te esfuerces. Pero te aseguro que el esfuerzo merece la pena.
Desde este post me disculpo ante todas aquellas personas a las que haya podido parecer arrogante. Pido el beneficio de la duda a los que no entienden la timidez y han tenido la suerte de nacer con el don de gentes (que antes se pregunten: ¿es insolente o simplemente es tímido?). Y también agradeceré que los introvertidos comenten aquí su experiencia y que los extrovertidos expliquen cómo lo hacen para romper el hielo.
Fuente:
- FINE, Debra (2008) ‘Saber qué decir’, Madrid, Ediciones Temas de Hoy