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La alimentación del grupo sanguíneo AB

El grupo sanguíneo AB es el biológicamente más complejo y extraño (sólo entre un 2 y un 5% de la población mundial es del grupo sanguíneo AB). Es una fusión moderna (menos de 1.000 años de antigüedad) de los grupos A y B. Por este motivo, los alimentos que no son aptos para los individuos del grupo A y del grupo B tampoco lo son para el grupo AB, aunque hay excepciones, como por ejemplo los tomates.

Según el médico naturópata Peter J. d’Adamo, el grupo AB está genéticamente programado para comer carne pero no tiene suficiente ácido gástrico para metabolizarla eficientemente y por tanto se le acaba acumulando como grasa. El grupo AB tampoco tiene una reacción severa contra el gluten del trigo, como los grupos O y B, pero hay que evitarlo si el individuo quiere adelgazar. Los alimentos que hacen ganar peso a los individuos del grupo sanguíneo AB son las carnes rojas, las judías blancas, la semilla de sésamo, el trigo y el maíz. Les hacen perder peso el pescado, los lácteos, las verduras y la piña (consultar el libro ‘Los grupos sanguíneos y la alimentación’ para información más detallada).

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La alimentación del grupo sanguíneo B: el nómada

Los individuos del grupo sanguíneo B son los que pueden consumir una variedad más amplia de alimentos y comer de forma más equilibrada y sana. Son el término medio entre los dos extremos: el grupo O y el grupo A. Reaccionan de manera similar al grupo O al ingerir gluten proveniente del trigo y los productos de harina integral. Como su organismo no lo digiere bien y no lo quema como combustible, lo almacena como grasa. La ingesta moderada de lácteos, en cambio, les ayuda a conseguir el equilibrio metabólico.

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Los grupos sanguíneos y la alimentación

¿Por qué unos determinados alimentos sientan bien a unas personas y a otras se les ponen mal? ¿Por qué a unos individuos les funciona una dieta y a otros no? ¿Habías pensado que todo ello podía tener que ver con el grupo sanguíneo de cada uno?

Los naturópatas James D’Adamo y Peter J. D’Adamo (padre e hijo) han profundizado en esta hipótesis durante muchos años y han tratado más de cuatro mil casos. El trabajo de dos generaciones le ha permitido al hijo asegurar que el grupo sanguíneo determina el tipo de alimentación que más nos conviene, si es que queremos disfrutar de un peso ideal, encontrarnos bien o conservar la vitalidad a lo largo de la vida.

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