Francesca Simeón, presidenta de Tenacat (I): «El usuario es el primer perjudicado por la falta de regulación en el sector de las terapias naturales»
En medio de una gran área fuertemente industrializada, Francesca Simeón ha creado un oasis de tranquilidad, un pequeño espacio natural en medio del cual se encuentra su centro de terapias naturales. He ido a visitarla para que, como presidenta de la Federación de Asociaciones de Profesionales de Terapias Naturales y de la Cultura de la Salud (Tenacat), me explique de cómo ve el sector. Lamenta que no haya una regulación, es crítica con los intereses económicos que se aprovechan de esta situación y ve Alemania como un modelo a seguir. Pero, vayamos por partes.
–En primer lugar, ¿cómo hay que llamarlas: terapias naturales, medicina natural, terapias complementarias, terapias alternativas…?
–Con nuestro nombre, Tenacat, hemos optado por «terapias naturales». No queremos incluir el concepto de «medicina natural» para evitar entrar en conflicto con algunos colectivos. Tampoco nos gusta el adjetivo «alternativas», porque puede dar a entender que una es la alternativa de la otra. No creemos que una anule la otra, sino que son complementarias. En cierto modo, podríamos decir «complementarias», pero preferimos el nombre de «terapias naturales».
–¿Cuál es el posicionamiento de Tenacat respecto a la regulación del sector? ¿Qué formación deben tener los terapeutas para ejercer?
–Cuando en Cataluña se intentó la regulación, la conclusión de los expertos y el requerimiento de la Administración fue que toda persona que trabaja con la salud de otra debe tener un mínimo de conocimientos sobre ciencias de la salud. No tiene que estudiar la carrera de Medicina, pero sí que debe tener los conocimientos necesarios de anatomía, fisiología, biología… En aquella época, también nos dimos cuenta que había grandes diferencias entre escuelas en cuanto al número de horas de formación necesarias para aprender una determinada especialidad. En algunos casos, era insuficiente y, en otros, era una exageración. Apoyamos la creación de unas guías, cuyo enfoque era encontrar el punto de equilibrio entre las diferentes escuelas. Así pues, desde el Gremio de Centros de Formación en Terapias Naturales, promovemos la seriedad en la enseñanza y hemos subido el listón respecto a lo que se venía haciendo.
–¿A quién beneficia que el sector no esté regulado?
–A los intereses económicos de determinados colectivos. Un caso reciente es el de una doctora con formación en homeopatía que nos llamó hace poco. El Colegio de Médicos le exige que, para poder decir que es médico homeópata, tiene que obtener la titulación en una universidad determinada de Barcelona. ¿Seguro que la formación que recibirá en esta universidad, cuya titulación tampoco es oficial, será mejor que la que ya tiene ahora…?
–¿Y a quién perjudica?
–El primer perjudicado es el usuario. Si el sector estuviera regulado, el usuario tendría unas garantías y sobre todo dispondría de la información que ahora no tiene. Por poner un ejemplo, sabría con qué disciplina puede tratarse un determinado desequilibrio o enfermedad. Lógicamente, este escenario también afecta a los terapeutas. No es lo mismo un terapeuta bien formado que un terapeuta poco serio que durante dos fines de semana ha hecho un curso pagado por tal o cual laboratorio. Cuando el usuario se encuentra con este segundo caso y la terapia no le va bien, entonces dice: «la homeopatía no funciona» o «a mí la acupuntura no me ha ido bien». No se da cuenta de que lo que no funciona es aquella persona o la aplicación de una determinada especialidad que aquel terapeuta le ha hecho. Si el sector estuviera regulado, la imagen de las terapias naturales sería más positiva.
–En el «Estudio sobre las Terapias Naturales: Especificidades y aportaciones en relación a la salud y bienestar comunitario» se clasifican casi 70 disciplinas. La Administración tendrá mucho trabajo si hay que regularlas todas.
–Éste fue el primer conflicto cuando en Cataluña se intentó la regulación. Hay tantas terapias que se vio que era imposible regularlas todas. Hacía años que existía el compromiso, por parte del Parlamento de Cataluña, de regular la homeopatía, la acupuntura o medicina tradicional china, la naturopatía y la osteopatía. Después, la osteopatía dio entrada a otras terapias manuales (quiromasaje, reflexología y muchas más). El decreto [de enero de 2007, el primero en toda España] salió con 13 especialidades y preveía abrir nuevas fases para ir incorporando las demás terapias. Finalmente se paró todo [con la anulación del Decreto por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en junio de 2009].
–¿En qué países están mejor reguladas las terapias naturales?
–En Alemania hace muchos años que se aprobaron los ‘heilpraktikers’. Hay una formación de ‘Heilpraktiker’ que debe hacer todo terapeuta y que equivale a un bloque común de ciencias de la salud. Después puede estudiar la terapia que quiera, ya que con la titulación de ‘Heilpraktiker’ la podrá aplicar. Es un buen modelo.
En Austria se hizo un referéndum para saber si la población estaba interesada en las terapias naturales. Entonces el Gobierno reguló una formación común a todas las terapias y una formación específica para cada especialidad. Sin embargo, hay libertad respecto a la formación de las terapias. Así el usuario ya sabe que tiene unas garantías si escoge un terapeuta con la formación oficial. También puede ir a otro con formación no oficial, cuya actividad también está permitida, pero entonces el usuario no tiene garantías.
En Sudáfrica ya estaban reguladas todas las terapias naturales en 1982. El Gobierno pidió que todos aquellos que practicaban una misma terapia se asociaran y, de esta manera, cada asociación tiene la capacidad de decir quién está preparado o no para aplicar esa terapia. Hay una parte de formación obligatoria para todos los terapeutas y después son las asociaciones las que avalan el resto de formaciones específicas.
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